El Dios Vivo se manifiesta en mi vida de Alianza de Amor, en y desde el Santuario

En este año del Santuario, pienso en todos los regalos que he recibido desde ese lugar de gracias. Miro hacia atrás y recuerdo la primera vez que me hablaron de Schoenstatt hace más de 30 años. Quedó grabado en mi corazón y cabeza que con la ayuda de la Mater podía ser gestora –en plena libertad- de mi auto educación en la fe. Que con la ayuda de Dios misericordioso y amoroso podía conformar mi historia personal de acuerdo a la originalidad con que fui creada a la luz del Dios de la Vida y en solidaridad con los demás. A través de esos años, he ido descubriendo en el Santuario, guiada por el Padre Kentenich y en alianza con la Mater, que el "hombre más sobrenatural debe ser el más natural" y que los vínculos humanos son el mejor camino para llegar a vincularse con Dios.

| Paulina Respaldiza Paulina Respaldiza
En este año del Santuario, pienso en todos los regalos que he recibido desde ese lugar de gracias. Miro hacia atrás y recuerdo la primera vez que me hablaron de Schoenstatt hace más de 30 años. Quedó grabado en mi corazón y cabeza que con la ayuda de la Mater podía ser gestora –en plena libertad- de mi auto educación en la fe. Que con la ayuda de Dios misericordioso y amoroso podía conformar mi historia personal de acuerdo a la originalidad con que fui creada a la luz del Dios de la Vida y en solidaridad con los demás. A través de esos años, he ido descubriendo en el Santuario, guiada por el Padre Kentenich y en alianza con la Mater, que el "hombre más sobrenatural debe ser el más natural" y que los vínculos humanos son el mejor camino para llegar a vincularse con Dios.

Por eso, abandonada en los brazos de nuestro Padre, he ido descubriendo día a día los caminos que amorosamente Dios ilumina para mí y por los cuáles en libertad y ayudados por su misericordia paternal, voy recorriendo. Todos tenemos el anhelo de ser santos con los pies en la tierra, santos de la vida diaria: en la familia, en el trabajo, en las preocupaciones de cada día. Ser personas que buscan el encuentro íntimo con el Dios de la Vida y que son artífices de esa historia sagrada, la historia de cada uno.

Pero... cómo fui descubriendo y reconociendo la presencia de la Gracia de Dios en mi vida; cómo Él actúa, se comunica conmigo y me deja optar... La respuesta es simple: la aplicación pedagógica de la Alianza de Amor en la vida práctica me lleva a conquistar la "santidad de la vida diaria". He sido convidada por la Mater a vivir todos los acontecimientos de mi vida, los del día a día, de acuerdo a lo que Jesús nos enseñó. En los deberes cotidianos, en la familia, en el colegio, en la universidad, en el trabajo, en el convivir con los demás; ellos no son un obstáculo para la santidad.Por el contrario: son el lugar para vivir la fe y crecer en ella.

María es la llena de Gracia, como Madre amorosa e instrumento privilegiado de Dios, ha ido guiando mis pasos al amor incondicional de su Hijo, al abandono total en los brazos del Padre y a discernir las voces que el Espíritu Santo va poniendo en mi camino a través de lo que me toca vivir. Así, con ese abandono filial, trato de descubrir cómo Dios me habla cada día en mi corazón, a través de los acontecimientos y en lo que yo soy... Jesús nos enseñó –a través de su propia historia- a guiarnos a través de la fe práctica haciéndola viva en la vida; es ahí donde Dios nos habla y nos regala su Gracia; sólo necesitamos detenernos para escucharlo y para ello nos regaló a su Madre y con Ella nos encontramos de manera especial en un lugar privilegiado en el cual la Mater decidió quedarse: nuestro Santuario.

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