PREDICCIONES 2010

En estos días abundan los horóscopos, desde el chino hasta el maya, gitano y celta. Todos buscan decirnos cómo se viene este nuevo año. El campo económico no es ajeno a esto de predecir conductas y te...

| Padre Hugo Tagle Padre Hugo Tagle
En estos días abundan los horóscopos, desde el chino hasta el maya, gitano y celta. Todos buscan decirnos cómo se viene este nuevo año. El campo económico no es ajeno a esto de predecir conductas y tendencias. De hecho, buena parte de la economía tiene que ver con "proyecciones" diseñadas tanto de acuerdo a intuiciones como a estadísticas y números. Así y todo, el futuro, cualquiera sea el ámbito en que nos movemos, es tierra movediza, imprevisible. Incluso sobre el clima, más allá de un par de días no se puede decir gran cosa. Un acontecimiento grave puede significar la caída de sólidas estructuras sociales y políticas; puede ser causa de destrucción de sueños y proyectos. Pero tenemos el derecho a lanzar líneas. Vivimos de cara al futuro, donde el pasado tiene carta de ciudadanía, pero no la última palabra. Interesante que el hombre sea de los pocos mamíferos incapaces de ver hacia los costados o hacia atrás. Un signo elocuente de que nuestro tiempo real es siempre proyección, anticipo de algo, anhelo de lo que viene. Los caballos, por ejemplo, tienen un campo de visión más amplia, que incluye los costados y hacia atrás. El hombre solo puede mirar hacia adelante, salvo que gire conscientemente sobre sí mismo. Lo propiamente humano es la proyección esperanzadora antes que el pasado, cualquiera haya sido la vivencia. Si se piensa un poco, el relamido adagio "todo tiempo pasado fue mejor" no es propio del hombre. La nostalgia solo sirve si es fuente de mejores vivencias, de perfeccionamiento continuo, de aprendizaje que conduce a la autosuperación. En ese sentido, valen los consejos siguientes. Lo primero, fijarse prioridades ante los meses que vienen. Si tiene familia, será primera prioridad en torno a la cual gire todo lo demás. Si coloca a la propia familia en el centro, notará que el resto de su vida funciona mejor, incluso "rendimos más" en lo que hacemos. Nos equilibra y centra. Cultivando lo propio, conservando lo bueno, crecemos en humanidad y hacemos del futuro inmediato un espacio real de vida tanto para nosotros como para nuestro entorno. Reserve tiempo para la amistad, sobre todo al interior del trabajo. Éste cada vez ocupará mayor espacio en nuestra vida. Se es más feliz cuando se sabe que a quien tenemos al lado diariamente es un compañero y confidente en un mismo destino, y no un adversario o extraño. Vivimos un alto grado de desconfianza ambiental. Un desafío será hacer de los lugares de trabajo proyecciones de la vida familiar, negocio que reportará buenos y consistentes dividendos. Por último, reserve en este año un buen espacio a Dios, a la vida espiritual. Que los centros comerciales no le roben el domingo ni las fiestas, que los compromisos sociales no le impidan vivir en profundidad el día a día ni reposar en quien nos creó. Darle a Dios su espacio es tiempo bien invertido. P. Hugo TagleSacerdote SchoenstattianoDiciembre 2009
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