LO QUE ESTÁ BIEN EN EL MUNDO

Hoy me dieron ganas de pensar en las cosas que están bien en nuestro mundo. Es claro que no va a ser un artículo tan atractivo ni tan pasional como cuando uno escribe sobre algo de lo que se está en c...

| Cecilia Sturla Cecilia Sturla
Hoy me dieron ganas de pensar en las cosas que están bien en nuestro mundo. Es claro que no va a ser un artículo tan atractivo ni tan pasional como cuando uno escribe sobre algo de lo que se está en contra. Pero es que la docencia es como la maternidad: lo que tiene de bueno lo tiene de ingrato muchas veces... pero no siempre. Tengo una generación de alumnos que ya está terminando su bachillerato. Algunos saben qué van a estudiar, otro no se decidieron y otros simplemente, no tienen idea de lo que quieren seguir. Pero son jóvenes con una gran pasión por la vida. Jóvenes en un mundo complejo e inestable, y esa misma complejidad e inestabilidad les llega a ellos.Pero les sobra entusiasmo para aceptar el desafío de "salir del cascarón". Alegres, optimistas, gritones, ansiosos de que los adultos les demostremos cariño y coherencia. Con miradas pícaras y divertidas, pero que también pueden cargarse de una indiferencia capaz de congelar al adulto más fogoso... Jóvenes que tienen al alcance de su mano las armas que saben los pueden destruir: droga, alcohol, pornografía... Pero como son conscientes de los peligros, se alejan alegremente unos, golpeados otros, pero se alejan igual. Son idealistas, pero su idealismo no es demasiado "ciego". Vibran con el patriotismo y los altos ideales, si es que alguien se los muestra y los contagia. Buscan desesperadamente ejemplos que puedan admirar, seguir y a aspirar a ser como ellos. Algunos se conforman con poco, otros son inconformistas por naturaleza. Son chicos que nacieron en una sociedad donde no se les ha negado nada, pero quizás por eso mismo es que son tan conscientes de las injusticias sociales. Quizás el colegio al que asisten haya colaborado a que tengan una mirada más amplia de la realidad. Creo que en él han aprendido a captar tanto la grandeza como la miseria del hombre. Son jóvenes a los que les confiaría el futuro sin ningún problema... Porque creen en él y confían en que lo que está mal se puede mejorar y son ellos los que lo van a cambiar. Muchas veces nos dejamos dominar por la visión de una juventud perdida y sin rumbo. No es que una sea necia e ignore que hay una parte importante de jóvenes que ya "han perdido el tren", pero también existen mis alumnos, que se fueron de viaje de egresados y disfrutaron sanamente de todo lo que hicieron, sin perderse de nada. Y por esos alumnos puedo sentirme llena de un orgullo, lo que hace que las ingratitudes queden en el olvido. Son jóvenes, son mis alumnos, son mi orgullo como docente. Y cuando los vea partir, a pesar de que sé que se van "a la guerra", también sé que van a pelear duro para forjar un mundo mejor. ¿No es eso, en definitiva la tarea del docente? Y si hay jóvenes así... el mundo está bien a pesar de todo.
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