Evangelio domingo 5 de mayo

Domingo 5 de mayo de 2024 | Juan Francisco Bravo

5 de mayo de 2024

Evangelio según San Juan 15, 9-17

Domingo de la sexta semana de Pascua

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"Como el Padre me ha amado, así os he amado yo".

El Señor Jesús parece decirnos en esta escena antes de su partida: "Mis palabras son el regalo de mi corazón. A lo largo de los siglos, todos los santos han tenido, a pesar de sus debilidades y pequeñeces humanas, la clara conciencia de mi amor. Vivir con esa conciencia de la seguridad de mi amor es una fuente de paz increíble. Mi corazón, de una u otra manera, siempre es fuente de misericordia y cariño que surge de un amor infinito. Los miro a cada uno, y al igual que el Padre, los veo con una ternura que no pueden imaginar. Mi amor supera todo lo que ustedes podrán pensar o idear. La alegría con la que podrán vivir al renovar su amor por Mí es inimaginable."

¿Qué me digo a mí mismo ante esta confesión de Jesús misericordioso? Muy simple: renovar cada día la conciencia del amor regalado por Jesús, que no tiene límites. Por eso, debo comportarme como un hijo agradecido. Hay tantas oportunidades para agradecer en el fondo de mi alma los regalos permanentes del amor de Jesús. Mi respuesta ahora y siempre es que debo repartir a mi alrededor la misma mirada de cariño, de solidaridad y, en el fondo, de amor como el amor de Jesús. La confesión del amor increíble de Jesús es sencillamente la fuente con la que debemos renovar el amor en la vida.

Señor Jesús, te adoro y te proclamo como la fuente de toda alegría, de toda felicidad, de todo lo valioso que existe en la creación. La hermosura de toda la creación, las estrellas y las montañas, los bosques y todos los seres humanos que te alaban con humildad y gratitud. Señor, te pido la gracia de tener un corazón lleno de gratitud por tu amor y que no deje de alabarte con pequeñas jaculatorias y frecuentes señales de amor para vencer en mi vida diaria las tentaciones con las que pueda ser tentado. También te pido que pueda vivir en tu presencia recordando tu clemencia y misericordia.

AMÉN

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