EL APOCALIPSIS

El Evangelio del segundo domingo del mes de noviembre trata del Apocalipsis, ese libro de la Biblia que tanto les gusta comentar a las sectas evangélicas y en general a todos aquellos que se entusiasm...

| Mario Requena Pinto Mario Requena Pinto
El Evangelio del segundo domingo del mes de noviembre trata del Apocalipsis, ese libro de la Biblia que tanto les gusta comentar a las sectas evangélicas y en general a todos aquellos que se entusiasman, cual quirománticos, por tratar de predecir los planes de Dios desde un punto de vista puramente humano. Lamentablemente he escuchado en católicos ese tipo de especulaciones, donde su interpretación del libro de la Revelación de Juan rayaba en lo quimérico y, más que todo, en lo misteriosos e impredecibles que son los planes de Dios, cuestión muy discutible si uno ante todo cree que Dios es misericordia y amor, y por ende, sus planes para nosotros están llenos de bondad y felicidad. Esto nos lleva a afirmar que un Padre bueno y Todopoderoso jamás habría creado un mundo para que sus hijos sólo sufran y de esa manera anhelen desesperadamente morir para así volver lo más rápidamente posible a su Reino. Al contrario, en realidad el sufrimiento de esta Tierra es provocado por el propio ser humano que, con su orgullo y soberbia, se resiste a aceptar y seguir los planes de Dios y prefiere "solazarse", cual masoquista empedernido, en el sufrimiento de esta vida terrena y en todos esos castigos y torturas que son narrados en el Apocalipsis y que serán aplicados a todos los que no creyeron en Dios, bajo la peregrina idea "pedagógica" de que si no estás convencido de la bondad de Dios Padre revelada por su Hijo, por lo menos que te convenza el terror a su castigo y su ira. Haciendo una analogía simple, predicar el amor de Dios mediante la amenaza del castigo para el que no lo acepta, es como que un profesor trate de convencer a palos a sus alumnos que aprender matemáticas es bueno. Lo complicado, entonces, es cuando el que interpreta el Apocalipsis se enreda en las explicaciones tratando de dar un sentido literal al símbolo, abriendo así camino para que se realicen interpretaciones heterogéneas y ante todo, nos lleven a discutir las formas y no el fondo, provocando en la gente confusión, miedo y angustia. Se debe recordar siempre que el Apocalipsis está narrado en un lenguaje simbólico y que surge en un tiempo particular de la historia cristiana, donde había una feroz persecución de la naciente Iglesia por parte del Imperio Romano, y que el objetivo fundamental del libro de la Revelación es convencer a esos primeros cristianos -y en su carácter profético, también a nosotros- que el Reino de Dios prevalecerá sobre el mal, ya sea éste de origen humano o sobrenatural. Según Martine Nardín, un teólogo católico, la intención del libro de la Revelación está contenida en el versículo 6,10 que expresa la petición y suplica de los mártires, que no lograban comprender la ferocidad y particular maldad de la persecución romana al cristianismo. El versículo expresa "¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?". El Apocalipsis habla simbólicamente de la Bestia, de quién los mártires clamaban que Dios se vengaría y que representa el Imperio Romano, que exigía el culto a la diosa Roma y al dios César. Los cristianos, al no tener más que un Dios verdadero, se rehusaban a este culto, y por ello fueron perseguidos y martirizados. Sin embargo, al no haber renunciado a Cristo, aún a costa de su vida terrena, en el libro de la Revelación, se les asegura que cuando resuciten, en la vida eterna, estarán al lado del Hijo y su Padre para el resto de la eternidad. Aplicando entonces la simbología del Apocalipsis a nuestros tiempos, la primera pregunta que nos surge es: ¿Quién y/o qué, en este siglo 21, representa ahora a la Bestia? Y hay una segunda pregunta: Si bien, y a diferencia con los primeros mártires, mi vida humana no corre peligro por creer en Dios, ¿no será que estoy poniendo en riesgo lo más importante, que es mi vida eterna, al no reconocer y reaccionar ante la Bestia del Siglo 21? La Paz, BoliviaDiciembre, 2009
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