¿Normas versus Libertad?

Se aproxima un nuevo año escolar, y Rafael Mascayano nos invita reflexionar sobre la forma en que los adultos colaboran en el desarrollo de la autodisciplina, la libertad y la responsabilidad de los educandos.

Viernes 22 de marzo de 2013 | Rafael Mascayano

En más de una ocasión me ha tocado entrar en conversaciones sobre la pedagogía de la libertad del Padre versus el tener normas claras de disciplina escolar.

Y esto se acentúa aún más cuando hablamos del típico axioma: "Libertad todo la posible, vínculos obligatorios sólo los necesarios, pero, por sobre todo, un intenso cultivo del espíritu".

Es aquí donde nos comenzamos a complicar en la realidad escolar cotidiana y más aun cuando por norma ministerial debemos contar con un Reglamento de Convivencia Escolar (en Chile) que es obligatorio.

Y más se acentúa esto cuando confundimos el principio antes expuesto con el concepto de autodisciplina, sin mayor análisis de lo que ello significa.

Cada edad presenta un proceso determinado y es de suma importancia el conocerlo para poder desde allí orientar los procesos de desarrollo de toda persona.

Cada persona para crecer adecuadamente necesita de una "rutina" que le permite saber dónde y cómo moverse. Esto es lo que ayuda a "actuar autónomamente", a "desenvolverse" con libertad en un determinado ambiente. Cuando sé que es lo que debo hacer y cómo hacerlo, voy creciendo en el proceso de autonomía, mas si no tengo la experiencia de límites adecuados me pierdo, no sé cómo reaccionar en forma adecuada.

Hay grados crecientes de decisiones y libertad que es muy importante ir desarrollando en forma paulatina. Y para esto es muy importante tener claridad tanto de lo positivo (que el Padre destaca fuertemente) como de las consecuencias de castigo o reparación ante una falta concreta.

Todo principio del Padre hay que trabajarlo en relación con otros y no en forma aislada, ya que eso puede conllevar un sinnúmero de errores en su aplicación. El P. K. constantemente está hablando de los procesos psicológicos, de cómo acompañar las distintas realidades en que se encuentra cada persona y comunidad.

Y hoy, dada la realidad que tenemos a diario, con mayor razón es muy importante tener en los Establecimientos Educacionales Políticas, Procedimientos y Normas muy claras y explícitas, que puedan colaborar en una educación en la "convivencia y cuidado de nuestros niños y jóvenes".

La pedagogía de la Confianza, de la Libertad, y otros componentes también deben estar ligados con la Pedagogía de la Humildad, que nos lleva decir con el P. Kentenich: "...dondequiera que hay personas se manifiesta la humana fragilidad". (Carta al P. Menningen del 56) Para esto debemos tomar los cuidados respectivos, con normas y procedimientos adecuados e inspirados en principios claros.

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