ENTRE CRÍTICAS Y JUSTIFICACIONES- Por Patricio Young

Domingo 16 de agosto de 2020 | Patricio Young

Estamos sin duda conmocionados como familia por el trabajo  investigativo de la Teóloga Alexandra von Teuffenbach, que dice relación con la causa misma del exilio del padre Kentenich y sus aspectos colaterales.

Para ayudar a hacer luz sobre este acontecimiento que nos compromete ante la opinión pública, con todas las consecuencias que ello tiene para la Obra y su Misión, es necesario acceder a la verdad integra de los hechos causantes del exilio del Fundador, por lo que es necesario conocer los documentos originales de esa época, algunos de los cuales se transcriben en este artículo.

No podemos negarnos a escuchar la voluntad de Dios en esta situación, si queremos ser fieles a un padre que nos enseñó que “nada es casualidad todo proviene de la bondad de Dios”.

Que todo estaba dicho, como ha sido argumentado reiteradamente, es una verdad a medias. Lo que sabíamos era que habían existido cuestionamientos por la relación pedagógica del padre con las hermanas. No sabíamos más, porque la información fue tratada como secreta, también porque hay información no traducida y quizás también porque hubo una falta de interés de nuestra parte por revisar el material existente.

En definitiva, nunca habíamos entrado en la profundidad que esta autora nos ha llevado con sus documentos y los detalles que allí se describen.

Lo que sí se había dicho, es que al exilio del padre se debía a su crítica a la Iglesia de entonces expresada en la Epístola Perlonga (documento del 31 de mayo). Desde joven esta afirmación me marcó, porque veía a un sacerdote que vivía una epopeya. Cuando entré hace 55 años aprendí que el padre estaba separado de su obra por la fidelidad y consecuencia con su misión.

Por primera vez sabemos que el real exilio del padre, como lo señala la teóloga, es por su relación con las hermanas de María: “Las verdaderas razones del exilio de Kentenich

no fueron reveladas por él ni por las Hermanas de María durante los últimos setenta años,

por lo que los archivos que ahora se publican pueden aclarar la situación”. “El 31 de julio de 1951 un decreto del Santo Oficio – con confirmación pontificia – alejó al padre Kentenich de su obra, exiliándolo y prohibiéndole todo contacto ulterior con las religiosas.” 

 

En el documento “Sobre la Historia de Schoenstatt”, escrita por los Padres de Schoenstatt y los Padres Pallotinos, hay algunas señales al respecto. En el informe conclusivo de la visita de Monseñor Stein se señala: “Las críticas concretas del visitador para con las Hermanas se relacionan con un excesivo apego al P. Kentenich, al punto de que para las Hermanas habría pasado a ser norma última; un principio parental no sano en la Familia de las Hermanas (Superiora General y Director) por el cual se acentuarían exageradamente los poderes del padre. La “obediencia ciega” llevaría a una total dependencia, convirtiendo a las Hermanas en instrumentos despojados de voluntad.” (pag. 16)

 

El 10 de Agosto de 1951 el Santo oficio promulga un “Decreto complementario dirigido a las Hermanas de María. Como lo señala el título el documento completo se dirige a ellas, no a la familia, con 14 puntos. El Documento en sus primeras líneas señala: “En el decreto promulgado por los Rvdmos. Cardenales del Santo Oficio el 25 de julio de 1951 y ratificado el 26 de julio por Su Santidad Pío XII, Papa por Providencia de Dios, se establece en el n. 6 que las Hermanas de María del Apostolado Católico no sólo deben obedecer fielmente las disposiciones expuestas en ese decreto sino también las demás que sean aprobadas por la Suprema Sagrada Congregación y comunicadas a las Hermanas por el Visitador en nombre de esta misma Congregación”.

A continuación alguno de los puntos: Nº3. “Quedan prohibidos actos del padre de todo tipo y todas sus expresiones hechos ante cualquier sacerdote, como así también el ‘examen filial’. Los superiores han de velar para que en cartas, conferencias y otros documentos que se lean a las Hermanas se quite todo lo que recuerde a esas cosas.   

Nº4. “La postura de Getsemaní como postura penitencial se permite sólo para el caso de que sea hecha para sí mismo a solas, o bien públicamente en el refectorio o en capítulo de culpas.”

En el punto Nº9 expresan: “Secretos de familia no tienen validez ante la autoridad eclesiástica; las Hermanas pueden hablar sobre ellos en la confesión, si ello sirve al apaciguamiento de su conciencia.”

En el mismo documento hay aspectos que se refieren al movimiento, pero señalados a la vida de las hermanas: Nº2.-“Quedan totalmente prohibidas expresiones que podrían dar pie a errores y que en efectivamente lo dan, tales como, por ejemplo, ‘Schoenstatt es una creación y ocupación predilectas de Dios’; ‘misterio de Schoenstatt’; ‘fe en Schoenstatt’ o bien ‘fe en el misterio de Schoenstatt’, ‘acervo de fe de Schoenstatt’ y otras de este tipo.”

En el documento del 31 de julio de 1951 el Santo Oficio en la persona del  P. Christophorus Bigazzi O.P. Comisario del Santo Oficio, le señala al  P. Turowski superior general de los Pallotinos: “Este sacerdote debe saber asimismo que el Santo Oficio condena varias prácticas que él ha introducido entre las Hermanas de María, tales como: ‘actos del padre’, ‘examen filial’, ‘postura de Getsemaní’ y reprueba asimismo los principios pedagógicos de los cuales emanan tales usos.” Más adelante agrega: “Este sacerdote ha de apartarse además de toda dirección espiritual, tanto oral como escrita, de las Hermanas de María. “

El documento clave que determina su exilio corresponde al Decretum provisorium del P. Tromp de fecha 1 de diciembre de 1951. En su párrafo principal señala: “A fin de proveer mejor a la situación de las Hermanas de María, al P. Kentenich y a toda la Obra de Schoenstatt, disponemos que el P. Kentenich abandone Europa, pero no vaya a Sudamérica, sino a una casa de la SAC en Norteamérica, donde no haya vinculación con las Hermanas de María, para que se dedique allí́ a las obras del apostolado propias de la SAC. Que quede allí́ hasta que se estabilice toda la organización de la Obra de Schoenstatt y el lugar que el P. Kentenich tiene que ocupar en ella.”[1] 

 

Nuevamente queda en evidencia que el motivo de su partida son las Hermanas de María, la Obra de Schoenstatt es solo un tema complementario.

En relación con lo que significó la Epístola Perlonga, que ha sido señalada como el motivo de la separación del padre de la familia, el citado documento sobre la historia escrita por la comisión de los padres Pallotinos y Schoenstatt señalan al respecto: “La carta y la fecha 31 de mayo cobraron en el tiempo del exilio un valor simbólico. Pero la carta misma fue tratada como un documento confidencial.

En Tréveris se reaccionó ásperamente, sin disposición a entablar un diálogo sobre esas extensas reflexiones. El 22 de julio de 1949 Tréveris hizo llegar al Movimiento las exigencias planteadas por la Conferencia Episcopal de agosto de 1948. En la respuesta a la “Epistola perlonga” el arzobispo Bornewasser escribió, el 16 de enero de 1950: “Me dispenso de tomar posición en detalle sobre sus minuciosas reflexiones. Al revisarlas, lo que me interesó exclusivamente es comprobar si ellas daban pie a una modificación o restricción de los resultados de la visita canónica. Pero no es ése el caso.”[2]

En el decreto complementario del 10 de Agosto de 1951 ya citado en el punto Nº5. da instrucciones para destruir documentos enviados: “Destrúyanse todos los ejemplares - también los que se hallaren en las casas filiales o como propiedad privada - de la carta del 11 de abril de 1949 escrita en Nueva Helvecia y que versa sobre el modo, transcurso y significado de la visitación. Lo mismo rige para la extensa carta apologética escrita en los meses de mayo-julio de 1949 y dirigida a Excmo. Sr. Arzobispo de Tréveris.”

Por lo tanto, el documento en el mejor de los casos se archivó, en otros se destruyó. No hay referencia alguna a los contenidos de la Epístola Perlonga y de la plática del 31 de mayor de 1949. Al parecer, en ningún caso influyó directamente en la decisión del exilio.

Hay argumentos que debemos reflexionarlos más antes de esgrimirlos. Se señala que no puede ser verdad porque no hubo juicio ¿Alguno conoce de juicios de la Iglesia, en ese entonces, por actos de abusos sexuales o de poder? Al menos en la realidad de nuestro país se les alejaba a otra diócesis, se les enviaba lejos o a capillas rurales, para resguardar la honra de la Iglesia.

Lo mismo con su retorno al lugar de origen. ¿Era poco común en esa época, que un sacerdote que había manifestado abusos de poder y sexual no se les restituyera en su función al cabo de unos años, en la medida que no hubiese trascendido en escándalo y no siguiera repitiendo las mismas conductas por la que fue sancionado?  Tenemos historias que avalan esta conducta también en nuestro país.

En mi opinión, lo que más nos afecta en el escrito de esta Teóloga es justamente la historia contada sobre lo que provocó el exilio y si fue rehabilitado o no. Pero como no pretendo tener la verdad final, comparto que se hace imperioso que la comisión histórica creada por Treveris, haga su trabajo. Ahora lo importante es que podamos conocer sus resultados y no nos llegue unas hojas resumidas, dado que quienes participan de esta comisión, por estar dentro de un proceso de beatificación, están bajo secreto pontificio, por lo tanto puede que no conozcamos la documentación total y eso sería muy grave.

Si creemos en que “todo es bondad de Dios”, no podemos negarnos a reflexionar, leer y descubrir lo que Dios nos quiere y nos quiso decir con estos instrumentos. No podemos descargarnos con Stein, Tromp y Teuffenbach, como manifestaciones diabólicas como algunos lo han expresado, o como una conspiración como han señalado otros.

Vivimos un momento necesario y muy fecundo, porque a partir de ahora tendremos la obligación de iniciar un profundo proceso de refundación.



[1] Original en Latín, traducción libre.

[2] Kentenich, José, Epistola perlonga, parte I, Moriah Patris, Simmern, 1994, XIX.

Comentarios
Total comentarios: 2
24/08/2020 - 17:44:02  
Estimado Patricio,
Tengo que reconocer que al leer tus columnas lo hago con recelo ya que muestras siempre la parte mas desfavorable y negativa de los sucesos e ideas. Esta columna no es la excepción.
Me quiero sólo detener en tu idea de REFUNDAR. Dado todo lo que puede llegar a significar una refundación, y especialmente en este contexto, merece una profunda reflexión, y no puede ser utilizado sin hacerse cargo de lo que ello puede implicar. Sería interesante que la desarrollaras mas adelante para generar discusión en torno a esa idea.
Si somos verdaderos schoenstattianos estamos llamados a refundar día a día. Renovar nuestra AA en forma seria y profunda, y regalando nuestro carisma kentenijiano a todos los que nos rodean. Nuestro Movimiento se sustenta gracias al carisma y pensamiento que nuestro padre fundador nos regaló al fundar Schoenstatt en 1914.
Con el PK en los altares o n, no existe otra forma de vivir Schoenstatt.
Unidos en la Alianza,
muchos saludos

Veronica Mckay
Santuario Valle hermoso del Niño Jesus
18/08/2020 - 14:54:53  
Vaya título capcioso
El autor solo ve críticas y justificaciones, y parece no encontrar respuestas válidas. Lástima.
¿Qué tal integrar?
Es insólito tratar de sacar conclusiones con unos pocos elementos. Todo es mucho más complejo de lo que se presenta aquí. Sin duda el resultado de investigaciones responsables ayudará para entender los nuevos detalles que surgen y que solo se integrarán a lo que sabemos, NADA MÁS.
Pero es más insólito aún que se concluya que: tendremos la obligación de iniciar un profundo proceso de refundación ¿Cómo?
Yo diría que simplemente estamos invitados a seguir el camino de nuestro Padre: La fidelidad radical a nuestra Alianza de Amor.
Será bueno conocer la historia, pero en el fondo NADA CAMBIA; al contrario, al conocer tantas injusticias que el Padre sufrió, su ejemplo de vida se vuelve aún más relevante e inspirador para todos sus hijos espirituales.
SU PERSONA y los frutos lo confirman con creces!!

Erika
Ecuador
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